Uno de los principios básicos de quien se pone delante de un micrófono o, simplemente, de quien escribe en redes sociales es muy claro: no hagas pública tu opinión si estás enfadado o si tu estado físico haría que una patrulla de la Guardia Civil te impidiera conducir un vehículo a motor.
Hay infinidad de ejemplos. Hace unos años un alcalde de esta provincia, muy querido por mí, se soltó la melena y despotricó de manera totalmente desproporcionada en redes sociales contra un vecino que le había formulado una crítica que él había considerado injusta. Hace poco oíamos cómo la vicepresidenta de nuestro país invitaba, a pesar de la amenaza del COVID-19, a participar en las manifestaciones del 8-M porque “les iba la vida en ello” perdiendo una magnífica oportunidad para haberse mantenido callada. Aún mantenemos el estupor de cuando una ministra del gobierno de este bendito país decía que nuestros hijos no eran nuestros sino que eran del Estado, ése ente abstracto que algunos utilizan como salvaguarda de su ideología, y que nos teníamos que limitar a alimentarlos porque para educarlos ya estaba el gobierno social comunista que nos dirige.
El otro día Page, el Presidente de Castilla La Mancha, se saltó los dos principios en un mismo día. No uno cada día, no, los dos en un único día. Page, que su primer sueldo como político lo cobró en pesetas de las muy antiguas, cometió el doble error en un mismo día. Se enfadó con el Rector de la UCLM y le dijo hasta que acertó y, ya que se puso manos a la obra, se metió contra los empleados de la UCLM, contra los ayuntamientos y culminó esa espiral de crudeza verbal diciendo que los docentes de nuestra región querían dejar de ir a clase por irse “15 días de vacaciones”. Cuando el miedo al COVID-19 de las narices hace que nos encerremos en nuestras casas, que nuestras empresas no produzcan y que se nos prohíba salir a la calle para el Presidente de CLM lo que la gente busca son “quince días de vacaciones”. Emiliano, campeón, te has pasado. Este ejemplo de soberbia pasa cuando uno se cree por encima del bien y del mal y, además, se considera poseedor de la capacidad de transformar el agua en vino y, por lo visto, se le fue la mano.
Que quede claro mi reverencial respeto al Presidente de mi región. Tengo personas, muy apreciadas por mí, que me hablan estupendamente de él y, probablemente, lleven razón. Un tipo que es capaz de enfrentarse a Pedro Sánchez de manera selectiva e intentar que se visualice sus enfrentamientos como si fueran reales, merece un respeto. No es fácil. Tenemos infravalorado al Señor Page. Un día sale diciendo que lo va a llevar “a rastras” a los tribunales para que pague los millones de euros del IVA que nos debe y al día siguiente mira al cielo a la espera que aparezca un reno alado capaz de que el foco de atención se disipe hacia otro sitio.
Bueno, que me vuelvo con los críos que llevan ya un “chorro de días de vacaciones de Page”, eso sí, sin salir a la puerta de casa, sin ir a hacer deporte o sin jugar con sus amigos. Benditas vacaciones.